Mediante Convenios de colaboración entre la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales, a través de la Dirección General de Servicios Sociales y Atención a las Drogodependencias con las ocho Universidades andaluzas y la Universidad Pablo Olavide, se diseñan y desarrollan estudios que tienen como objetivo general conocer las prevalencias, patrones de consumo y actitudes de la población universitaria para la planificación de actuaciones preventivas más eficaces y adaptadas al perfil de consumo de los jóvenes universitarios.
Iremos destacando algunas partes que nos parecen de más relevancia social, pero os dejaremos el link para quien lo quiera revisar íntegramente.
http://www.juntadeandalucia.es/export/drupaljda/Drogodependencia_archivos_INVESTIGACION_UPO_2007.pdf
La progresiva importancia que adquieren en nuestra sociedad los tiempos de ocio y su mayor trascendencia en las poblaciones juveniles, ha llevado a que haya aumentado de forma significativa tanto el tiempo como el dinero dedicado a la diversión. También ha aumentado de forma paralela la energía que se dedica al tiempo libre, entre la que la cultura festiva de fin de semana acapara la mayor parte. Está constituida por un elevado número de horas sin dormir, comiendo poco, consumiendo diversas sustancias, con episodios complicados a veces vividos por el alcohol, lo que agota la energía del cuerpo y de la mente, lo que dificulta el ritmo de la normalidad para proseguir los estudios y el trabajo.
En cualquier caso, la presencia de sustancias es muy desigual, y muchos ni siquiera harán uso de ellas. En el caso del tabaco, la más consumida, realizaban bastante o mucho consumo un 13,1% y un 7,8%, y sólo algo el 8,6%. Llama la atención el hecho de que un 37,1% no lo consumía.
En cuanto al consumo de alcohol pudimos comprobar que es la sustancia de mayor presencia en los escenarios de ocio, donde convive con otras sustancias. Así, encontramos que grupo de uso y de abuso llegaba al 19,1% que unido al formado por los que consumían algo suponía el 57,3%.
Como ya hemos venido manteniendo en el caso del cánnabis, la presencia de esta sustancia llega a ser importante en algunos sectores juveniles en los que existe un consumo diario, con lo que los daños se incrementan, al mismo tiempo que su nivel de dependencia. Por la forma de uso, mezclada con tabaco y su capacidad adictiva, conlleva un incremento en el consumo de tabaco en aquellos que la consumen.
En el caso de la población estudiante se ha puesto de manifiesto el efecto sobre la memoria a corto plazo y, por tanto, sobre los procesos de aprendizaje, lo que llega a ser bastante problemático.
Por ello, pudimos ver en consonancia con la tónica del consumo existente en nuestro país, que el 18,7% de la población hacía uso de esta sustancia en sus distintos niveles. Para unos, el 6,3% era algo, mientras que para otros, el 3,6%, era bastante, y el 1,8% mucho.
Las drogas de síntesis se han convertido durante muchos años en Europa en la segunda sustancia ilegal, aunque actualmente este puesto lo ha ocupado el consumo de cocaína. Los índices generales de consumo de estas sustancias en el conjunto de la población suelen ser reducidos, pero los índices de prevalencia entre los más jóvenes son significativamente más elevados, y el consumo de estas drogas puede ser especialmente importante en algunos entornos sociales o grupos culturales (Observatorio Europeo de Drogas, 2007).
En cualquier caso, es quizás la sustancia más asociada a los ámbitos de ocio y diversión, ya que su consumo se relaciona a determinado tipo de música o tipo de fiestas.
Iremos destacando algunas partes que nos parecen de más relevancia social, pero os dejaremos el link para quien lo quiera revisar íntegramente.
http://www.juntadeandalucia.es/export/drupaljda/Drogodependencia_archivos_INVESTIGACION_UPO_2007.pdf
La progresiva importancia que adquieren en nuestra sociedad los tiempos de ocio y su mayor trascendencia en las poblaciones juveniles, ha llevado a que haya aumentado de forma significativa tanto el tiempo como el dinero dedicado a la diversión. También ha aumentado de forma paralela la energía que se dedica al tiempo libre, entre la que la cultura festiva de fin de semana acapara la mayor parte. Está constituida por un elevado número de horas sin dormir, comiendo poco, consumiendo diversas sustancias, con episodios complicados a veces vividos por el alcohol, lo que agota la energía del cuerpo y de la mente, lo que dificulta el ritmo de la normalidad para proseguir los estudios y el trabajo.
En cualquier caso, la presencia de sustancias es muy desigual, y muchos ni siquiera harán uso de ellas. En el caso del tabaco, la más consumida, realizaban bastante o mucho consumo un 13,1% y un 7,8%, y sólo algo el 8,6%. Llama la atención el hecho de que un 37,1% no lo consumía.
En cuanto al consumo de alcohol pudimos comprobar que es la sustancia de mayor presencia en los escenarios de ocio, donde convive con otras sustancias. Así, encontramos que grupo de uso y de abuso llegaba al 19,1% que unido al formado por los que consumían algo suponía el 57,3%.
Como ya hemos venido manteniendo en el caso del cánnabis, la presencia de esta sustancia llega a ser importante en algunos sectores juveniles en los que existe un consumo diario, con lo que los daños se incrementan, al mismo tiempo que su nivel de dependencia. Por la forma de uso, mezclada con tabaco y su capacidad adictiva, conlleva un incremento en el consumo de tabaco en aquellos que la consumen.
En el caso de la población estudiante se ha puesto de manifiesto el efecto sobre la memoria a corto plazo y, por tanto, sobre los procesos de aprendizaje, lo que llega a ser bastante problemático.
Por ello, pudimos ver en consonancia con la tónica del consumo existente en nuestro país, que el 18,7% de la población hacía uso de esta sustancia en sus distintos niveles. Para unos, el 6,3% era algo, mientras que para otros, el 3,6%, era bastante, y el 1,8% mucho.
Las drogas de síntesis se han convertido durante muchos años en Europa en la segunda sustancia ilegal, aunque actualmente este puesto lo ha ocupado el consumo de cocaína. Los índices generales de consumo de estas sustancias en el conjunto de la población suelen ser reducidos, pero los índices de prevalencia entre los más jóvenes son significativamente más elevados, y el consumo de estas drogas puede ser especialmente importante en algunos entornos sociales o grupos culturales (Observatorio Europeo de Drogas, 2007).
En cualquier caso, es quizás la sustancia más asociada a los ámbitos de ocio y diversión, ya que su consumo se relaciona a determinado tipo de música o tipo de fiestas.
Fátima Pérez Lozano
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